Martes 13 de noviembre de 1945. El pueblo se acercò a la inauguraciòn

Manuel Carril con Eugenio Allamano. El primer quesero y el primer obrero. Plantaron los eucaliptos que hoy rodean nuestra entrada.

El fundador Ricardo Forell festejando la inauguraciòn dentro de la que hoy es nuestro hogar, con Carlota, su mujer, y sus hijos Dora, Susana Y Ernesto.

Estado del edificio en 1955

Ernesto Forell hijo del fundador

Manuel Carril. Un hombre fundamental en nustra vida. Consejero que me apuntalò tras la muerte de mi padre. Nuestro primer tambo lleva su nombre.

Una vez nevò mucho. Ocurriò en 1976 y mi madre saliò del Rincòn de Marìa para jugar.

En 1963 mi madre le comprò en cuotas un Bambi a mi primo Jogito para repartir. No lo dejaron por ser menor.

En 1968 mi padre trabajaba mucho y dormìa poco. Terminò en el fondo del arroyo en Tritàn Suarez. Junto a Paulino Barrera se salvaron por milagro.

En 1972. Hace dos años que muriò mi padre. Los cerezos florecen. La fàbrica ya tiene revoque. Falta energìa, telèfono y gas natural que ya vendràn. Sobraba barro, juventud y hambre de lucha.

Manuel Carril. El quesero eterno y el hombre que dejó una huella imborrable.

Vallese tambero y Mazzone cliente. Causaba risa entre los pesos pesados.

Vallese y Mazzone con Antonio Hermida, dueño anterior a nosotros y socio de mis padres.

Mis bebés, Mariela y Alexis, durante la gran nevada.

Juan Martín, quesero, poeta, recitador y gran persona. Inolvidable.

Luis Mainini, quesero por mas de treinta y cinco años, Cecilio Cardozo, mi madre y mi esposa. Todavía teniamos tinas forradas con madera.

Comenzamos a construie el tambo "DON MANUEL" en 1987.

Había que cuidar los primero terbneros. Aquí con Walter Zandstra, mi primer tambero.

Había que hacer fuerza y cuidar la vaquillona. Walter sabía y yo acompañaba.

Tornado 13 01 7989. Hay que sacar fuerzas y reconstruir.

Tornado. Se encontraron restos a 10 Kms.

Vista aerea de la fábrica hoy. Estamos conformes con nuestro esfuerzo. Me gustaría que exista un espacio desde donde mi padre pueda ver que dejó su vida por una causa que no abandonamos.

Felipe Solá, no resistió la tentación. Le gusta poner el dulce en la heladera. No lo pude convencer.

El rincón de María sigue vivo. Mi madre sigue espiritualmente presente. Lo atendió 45 años.